x
Batalla Electoral 2024

La huella palestina

Enfoque
José del Castillo Pichardo

Si revisáramos la geografía de los apellidos árabes en el país, encontraríamos una significativa cuota de origen palestino, en cierto modo, solapados por la mayor cuantía de otros grupos étnicos procedentes del Levante, en especial los cristianos maronitas libaneses, la gente del emblemático Cedro de Dios que poblaba el Monte Líbano.

Tan temprano como septiembre de 1912 ingresó por el entonces dinámico puerto de Sánchez -que se comunicaba con el resto del Cibao a través de un servicio ferroviario pionero de carga y pasajeros inaugurado en 1887-, el comerciante palestino Chiere Asilis Sarah, quien en 1941 era un viudo de 70 años establecido en la sección San José de Conuco, Salcedo.

El 15 de abril de 1913, hizo lo propio por Puerto Plata, procedente de Nazareth, Palestina, otro comerciante, Elías Asilis, quien en 1943 figuraba casado, con 59 años y señas particulares consistentes en una cicatriz del lado derecho del cuello y una verruga en la barbilla, con residencia en la calle 24 de Septiembre No.20 de San Francisco de Macorís. Bisabuelo de la muy estimada María Luisa Asilis, la servicial ejecutiva del Centro León de Santiago y la Fundación León Jimenes.

Otro Asilis que arribó por estas tierras benditas del Caribe insular fue José, de profesión mecánico, quien al renovar su permiso de residencia en 1944, año del festejado Centenario de la Independencia, contaba 44 años y residía en la calle María Josefa Gómez, en Salcedo.

También en 1913 se registra la llegada por Puerto Plata de Chafica Tabry viuda Asilis, siria oriunda de Damasco, comerciante en San Francisco de Macorís.

A la familia Asilis me une una deuda especial de gratitud con el Dr. Luis Asilis Tabry, gineco obstetra del Centro Médico Nacional que promoviera y presidiera el Dr. Guarionex López Rodríguez (hoy Centro UCE), ya que trajo al mundo a mis dos hijos José Manuel y Laura. Aparte de sus excelentes servicios profesionales y bonhomía, nos vinculó la amistad compartida entre cata de buen vino y mejor música con Julito Senior y su amable esposa Lilly, en el hogar de montaña de éstos en el sector La Vega Real de La Confluencia de Jarabacoa. Un espacio de animadas tertulias con la presencia de mis primos Orlando Haza del Castillo, Virgilito Díaz Grullón, Luis Morales Peña y el entrañable Milton Messina.

Recuerdo una de las últimas tenidas en casa de Julito y Lilly con el Dr. Asilis y su esposa Leonor Elmudesi Porcella (Nonó), en la que ellos adelantaron el retorno a Santo Domingo para evitar los incómodos tapones del domingo. En el descenso por la Cuesta de Jarabacoa, tras pasar el portal del paradisíaco proyecto Alpes Dominicanos de los hermanos Rodríguez, a su vehículo lo impactó un rayo en medio de una inesperada tormenta eléctrica. Una experiencia que Nonó contaba, conmovida aun por el gran susto.

La familia Asilis Elmúdesi no sólo integra las raíces árabes por la vía del galeno Asilis, sino también por conducto de José Elías Elmudesi Latuf, comerciante con tienda de textiles radicado en la capital, nacido en 1890 y fallecido en 1972. Casado con Leonor Emilia Porcella Cohen –con ascendencia entre los hijos de Israel- y progenitor de Nonó, conciliándose en el mejor de los ámbitos los conflictos étnicos religiosos que han ensombrecido la coexistencia en el Medio Oriente. Tierra sagrada, cuna de tres religiones fundamentales.

De la unión del Dr. Asilis y Nonó, desciende el dinámico empresario Luis José Asilis Elmudesi, CEO del Grupo Metro que opera la empresa de modernos autobuses homónima, pionera en su ramo, y maneja el proyecto de turismo inmobiliario Metro Country Club en Juan Dolio. Carlos, un brillante economista radicado en Florida dedicado a la asesoría financiera. Laura, consultora de viajes de clase mundial con su empresa Travelwiese. Y Leonor, una dinámica comunicadora multimedia dedicada a labores pastorales católicas.

Entre los Elmudesi han descollado médicos eminentes como el Dr. Antonio Elmudesi con clínica propia en la Ciudad Colonial, dirección hospitalaria y carrera universitaria. Así como su sobrino Antonio Zaglul Elmudesi, quien agregó a esa ruta recorrida por el tío, el servicio diplomático y la escritura sobre temas de su especialidad psiquiátrica tratados en lenguaje sencillo para intelección masiva, convirtiendo en best seller algunas de sus obras, tal Mis 500 Locos, llevada al cine en 2020 por la joven cineasta Leticia Tonos. En negocios vinculados a las industrias textil, serigráfica, tabacalera, las nuevas generaciones Elmudesi despliegan sus destrezas.

Un joven palestino radicado en el país desde 1911, ingresante por el puerto del Ozama, fue Pedro Juan Lama, quien en 1929 fundó su empresa Lama C. por A. emplazando una tienda de calzado en la ciudad azucarera de San Pedro de Macorís. Ya en 1941 Pedro Juan se había trasladado de Macorís del Mar y ejercía el comercio en la calle Altagracia 5 de Ciudad Trujillo, contando entonces 45 años de edad. Su hijo Mario Lama Handal, nacido en 1930 en la Sultana del Este, procreado con Azize Handal, aprendería del padre el oficio de las ventas estampando siempre en su rostro una dulce sonrisa de cordialidad. Asegurando al cliente un acomodo de precio o algún «cariñito» al angustiado bolsillo, clave en el arte de sellar el negocio.

La bien surtida tienda de calzado –presidida su entrada con la fotografía del fundador- y caracterizada por el genio publicitario de Efraím Castillo como la barrendera de precios en sus especiales, se fue transformando progresivamente en su sede de la Avenida Duarte. Convirtiéndose en Plaza Lama «La Supertienda», un establecimiento con líneas por departamento en los ramos de electrodomésticos, muebles, cosméticos, cristalería, ropa, comestibles. Derivando a su vez en productos comerciales independientes como los SuperLama y ElectroLama.

En un ambiente altamente competitivo como el de las grandes plataformas lideradas por los grupos de origen asturiano CCN, Ramos, Bravo, Hipermercados Olé, Tiendas Garrido, Almacenes Unidos o franquicias extranjeras como Carrefour y PriceSmart, los Lama han trazado su territorio incursionando en marcas blancas como Gold.

La evolución corporativa, a cargo de la tercera generación familiar, ha conducido a la diversificación del Grupo Lama: SGN, una distribuidora comercial de gas natural; Cathay Group, representante de las empresas automotrices chinas Foton Motor y Great Wall Motors; los canales de TV de Noticias 16 y SD 24 y 69 UHF; y la Fundación Lama orientada a la preservación medioambiental.

Aparte de cliente satisfecho, a Mario Lama Handal lo traté en el tecnológicamente vanguardista Banco Antillano que encabezara a finales de los 80 e inicios de los 90 el muy apreciado ejecutivo bancario Polibio Díaz, a cuyo consejo directivo se hallaba integrado como uno de sus accionistas, entidad a la cual me encontraba profesionalmente ligado. Allí pude calibrar de cerca, en circunstancias complejas, las virtudes de este veterano hombre de negocios y su talante.

El palestino Jacobo Issa Miladeh habría entrado a Ciudad Trujillo el 9 de abril de 1949 por vía aérea procedente de Puerto Príncipe, Haití, provisto de pasaporte británico expedido el 18/2/1946 válido hasta 18/2/1951. Ya en mayo del 49 se le había autorizado a residir en el país, radicándose en la Avenida Mella 85 con 26 años de edad. Apuesto, de altura 5´7″ y 175 libras, blanco de ojos verdes y pelo castaño, Jacobo Issa Miladeh y su hermano socio Bishara se convertirían en verdaderos personajes en el campo comercial y en la vida social de la colonia árabe en la capital.

De labios de Rafael Kasse Acta, Jorgito Yeara Nasser y Bienvenido Hazim Egel, escuchaba las historias acerca de la generosidad que desplegaba Bishara, en su calidad de cónsul honorario de Jordania, en las recepciones que ofrecía. Otro que se le aproximaba como anfitrión espléndido era el mismo Bienvenido, cuando festejaba en el Hotel Embajador el aniversario del programa La Crónica Radial que transmitía por HIG, reuniendo a la élite política y de los medios de prensa del país.

He mantenido relaciones de amistad con Johnny Miladeh, descendiente de ese núcleo familiar, al compartir pláticas matinales en la legendaria cafetería La Francesa de la Lincoln y en Panavi de Plaza Cataluña de la Mejía Ricart. De apacible temperamento, ha incursionado en exitosas operaciones como la gestión de un colegio bilingüe de gran prestigio y en la promoción de proyectos inmobiliarios vanguardistas, tal la torre Sonora de la Lincoln frente al edificio de Aduanas.

Pero lo más sorprendente –en estos tiempos acelerados de cambios modernizantes- es la vigencia del viejo local de bisutería que se fundara en la Avenida Mella, cuyo prestigio se mantiene entre los clientes, pese a conservar la antigua humilde fachada en una vía que tuvo tiempos de esplendor, hoy venida a menos por la desidia municipal. Una verdadera lección mercadológica acerca del valor que tiene la calidad esencial del producto y el servicio en las transacciones comerciales.

Otros comerciantes palestinos se fueron aposentando en esa concurrida Avenida Mella marcada por el Cuartel del Cuerpo de Bomberos, el espacioso y ordenado Mercado Modelo de estética impecable, las prensas y sirenas del diario La Nación, múltiples salas de cine y locales comerciales variopintos.

Allí llegaron a vivir los Matar. Elías, el mayor, quien arribó por vía marítima a Santo Domingo en 1925, fijó residencia en el número 100 de la vía, dedicándose al comercio, casado, con 45 años en 1941. Cinco años más tarde, en 1930, vino Nicolás Elías, quien en el 41 era un joven soltero de 26 años, empleado, ubicado en la misma dirección. Junto a él llegó Saba, soltero con 27 años en 1941, residente en la Mella 73 de Ciudad Trujillo, de profesión comerciante.

Esos Matar, vinieron a fecundar la tierra de acogida brindando servicio en el dominio de un arte ancestral. Como lo harían Hassan Nasser, Nicolás Matta, Manuel Dhimes, Nicolás Michelen, Antonio Pablo Chain, Alfredo Khoury, Miguel Haddad Sapog, Elías Katime, José Jaar, en diferentes puntos de la geografía nacional.

¡Gloria a Dios en cualquiera de sus denominaciones!

Comenta con facebook