Mas que comentar las ocurrencias desafortunadas que siempre matizan la Semana Santa, creemos procedente que sean los números los que hablen, partiendo de las cifras oficiales ofrecidas por el general Juan Manuel Méndez, quien desde hace años encabeza el Comité de Operaciones de Emergencia, donde se concentran y unifican sus esfuerzos las distintas instituciones asistenciales, de prevención y auxilio.
En total 33 personas perdieron la vida durante el asueto de la Semana Mayor. Pero 15 de las mismas murieron fuera del dispositivo preventivo montado por las autoridades bajo el lema “Un pacto por la vida”.
De las víctimas fatales, 16 fallecieron a consecuencia de los 181 accidentes de tránsito que fueron reportados por las 45 mil 521 personas pertenecientes a las 22 instituciones del COE que participaron del operativo iniciado el Jueves Santo al mediodía y finalizado el Domingo de Resurrección a las seis de la tarde, cuando concluyó el carreteo.
Vale hacer la salvedad de que el número de fallecidos pudiera aumentar en los próximos días dependiendo de la gravedad de las lesiones recibidas por algunos de los heridos.
De los accidentes de tránsito reportados que provocaron en total, mil 900 lesionados, en 150 estuvieron involucradas motocicletas livianas, o sea cinco en cada seis, una proporción mucho mayor que el promedio anterior.
En total se registraron 181 heridos, 296 intoxicados por ingesta de alimentos y 760 por consumo de alcohol, entre estos nada menos que 64 de menores de 18 años. Supuestamente los padres deben ser sometidos a la justicia y sancionados. Lo que debiera servir de alerta y disuasivo para evitar o reducir el número de casos. Pero no hay evidencia de que lo hayan sido hasta ahora.
El servicio de auxilio vial del Ministerio de Obras Públicas brindó 81 mil 542 asistencias, mientras se ofrecieron 2 mil 956 asistencias médicas. 57 personas fueron salvadas de perecer ahogadas; se rescataron 63 menores quienes fueron entregados a sus respectivos progenitores.
En total se estima que el número de personas que se desplazaron por las carreteras y autopistas sobrepasó la cifra de 4 millones 778 mil, superando con mucho el pronóstico inicial que era de unos 4 millones.
El personal voluntario y de socorro de las instituciones del COE que participaron en el Operativo contó con el apoyo logístico de cientos de unidades vehiculares, ambulancias, hospitales ambulantes y puestos de socorro, lanchas de patrullaje y helicópteros. El costo, seguramente millonario, tampoco ha sido nunca dado a conocer pese a que se trata de fondos públicos.
Un dato llamativo es que pese a que en esta ocasión el número de accidentes de tránsito fue muy inferior al del pasado año, 181 contra 741, en cambio la cantidad de lesionados resultó muy superior mil 900 en esta ocasión contra 1 mil 372 en el 2018.
Las provincias donde tuvo lugar la mayor cantidad de ocurrencias fueron Santo Domingo con un 40 por ciento, Puerto Plata 6 porciento y Santiago y La Vega con un 4.4 por ciento en cada una.
El final de la historia tal como hemos señalado en otras ocasiones es que por más que una y otra vez se exhorte a los vacacionistas a actuar con prudencia, principalmente en la conducción de vehículos y en la ingesta de alimentos y bebidas alcohólicas, y pese a lo eficientes que puedan resultar los operativos de prevención y seguridad, el regresar sanos y salvos a los hogares es fundamentalmente una responsabilidad de cada quien.
Lamentablemente no es escaso el número de vacacionistas que hacen oídos sordos a todas las recomendaciones, ni de los choferes que beben mientras conducen, ni de aquellos que andan a exceso de velocidad o manejan en forma temeraria. Frente a estos, poco o nada se puede hacer, salvo al final de cada jornada contabilizarlos como lesionados o fallecidos.
Una cantidad que seguramente resultaría mucho mayor de no mediar el trabajo abnegado y meritorio de voluntarios y rescatistas que son los héroes silenciosos de los feriados de Semana Santa, Navidad y Nuevo Año.