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La sensación de asco podría detener innovaciones que salvarían miles de vidas

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descargaSANTO DOMINGO, República Dominicana.- Profundos factores psicológicos, podrían detenernos de desarrollar ideas e innovaciones que pudiesen ayudar dramáticamente a utilizar de mejor manera los recursos esenciales del medio ambiente, preservar el ecosistema, y potencialmente, salvar millones de vidas.

Aunque Bill Gates haya publicado una foto enseñando cómo toma agua de una máquina llamada el Omniprocesor, que puede transformar aguas de desecho llenas de basura y secreciones de todo tipo, en agua completamente potable y completamente bebible en menos de cinco minutos, nuestra repulsión del tabú de beber “agua sucia” corren en la raíz de nuestras percepciones, ya sea un fenómeno biológico, o culturalmente manufacturado.

En un estudio, la periodista y escritora Maria Konnivkova examina en el New Yorker, si los individuos, cuando son preguntados si alguna vez beberían agua purificada que originalmente era agua de cloaca, pueden sobreponerse a las aversiones intuitivas y psicológicas que les previenen tomar una decisión lógica

“Veintiseis por ciento de los participantes estaban tan repugnados por la idea de agua de inodoro en sus bocas que incluso estaban de acuerdo con la proposición, ´Es imposible para agua potable que fue reciclada ser tratada a una calidad lo suficientemente alta para que yo la use.´ No les importaba lo que decía la data de seguridad. Sus entrañas le decían que esa agua nunca sería bebible.”

Eso es claramente falso e irracional, pero no de la misma manera que decir que todos los árboles son verdes es falso, – porque aunque no todos los árboles son verdes, se entiende porque alguien diría tal cosa. Decir que el agua potable y purificada no es bebible es tan falso como decir que el agua no moja, o que los políticos no mienten, o que las madres no se sienten mal cuando uno no se recuerda de comprarle un regalo el último domingo de Mayo. Es una proposición que va completamente en contra a la definición del concepto “agua potable.” No solo eso, pero el hecho es que el agua purificada que viene originalmente de agua de desecho, es incluso más limpia que el agua de la llave en casi todas las ciudades de Europa y Estados Unidos.

Jeffrey Fulgham, jefe de sostenibilidad en GE Power and Water, explica en una entrevista con Big Think:

“La belleza del re-uso de agua de desecho es que podemos purificar esa agua a niveles mucho más altos que la calidad necesaria para agua bebible. De hecho, es un agua buena, consistente, y de alta calidad. Tú sabes, la gente no tiene muchos problemas con la desalinización, con el hecho de tomar agua salada, purificarla, y bebérsela, y la desalinización es mucho más difícil que convertir agua de desecho en agua potable.”

La razón por la que reaccionamos tan fuertemente en contra de beber agua purificada que viene del desecho, que Maria Konikova también discute, tiene que ver con un fenómeno psicológico conocido como “contagion” que es también la razón por la cual tendríamos un problema con ponernos un suéter que alguna vez uso Hitler. El sweater en sí no tiene nada de malo, es solo tela, pero ese sentimiento de que la esencia de un objeto se queda aunque transformemos el objeto es lo que nos dice que hay algo malo con el suéter de Hitler.

Implementar una innovación tecnológica que transcienda fronteras culturales como lo es la purificación de agua desechable, mejorarían indudablemente la calidad de vida de muchas personas, así como la sostenibilidad de nuestro ambiente y de nuestra especie, pero antes, los psicólogos van a tener que ayudarnos a sobreponernos al repugne, o mejor, que los proveedores de este tipo de agua, como mi hermano que nunca me dijo que me estaba comiendo un cerebro de mono, y yo me lo comí como si fuera pollo, no nos digan de que drenaje la sacaron.

Fuente: Big Think, Our Sense of Disgust Holds Back Life-Saving Innovation by Orion Jones

 

 

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