REDACCIÓN.- A pesar del fuerte rechazo que ha concitado en la sociedad venezolana, Nicolás Maduro continúa obstinado con realizar una Constituyente para modificar la Carta Magna de su país y sostener su agonizante gestión de gobierno.
Más de 100 muertos en protestas, un plebiscito ganado rotundamente por el NO, poderes paralelos a las instituciones del Estado, y amenazas y sanciones internacionales no han servido para disuadir al presidente de seguir con una propuesta cargada de eufemismos, cuyo ulterior propósito es la acumulación de poderes, con la profundización de un modelo político fracasado.
Contrariamente, Maduro tilda de “terroristas, traidores de la patria y seguidores de la derecha” a quienes se lanzan a las calles para hacer oír sus reclamos, tomando el riesgo de ser alcanzados por una bala o ser detenidos por la Guardia Bolivariana.
Maduro olvidó que es el presidente de todos los venezolanos, y que los poderes del Estado se deben ejercer sobre la base de un balance, porque la democracia implica la revisión de las ejecutorias, la inclusión del pueblo en la toma de decisiones, y más aún en la democracia participativa, que se considera un baluarte.
Cuestiona la subversión actual, pero no se percata, (o no quiere hacerlo) de que simplemente este es el grito de desesperación de un pueblo que no tiene otros medios para hacer oír sus reclamos, (porque hasta los medios de comunicación han sido silenciados) y de una oposición que ha sido arrinconada, simplemente por disentir.
¿Hasta qué punto el pueblo, de donde proviene la soberanía nacional, debe acatar los dictámenes del elegido, si el mismo infringe las normas y se arroga mayores poderes de los establecidos?
Maduro señala como “ilegal” el levantamiento popular de más de tres meses, sin embargo, su gobierno actúa de forma avasalladora cuando no respeta el poder legislativo, impone al Tribunal Supremo de Justicia como un supra poder, convierte a los opositores en presos políticos, reprime las manifestaciones, en plena violación a los derechos humanos; y propone una Constituyente sin la realización de un referendo previo.
¿Por qué Maduro no puede gobernar con la actual Constitución? Al parecer el mandatario y la cúpula que le acompaña han entendido que ya explotaron la nave del poder y necesitan un mayor blindaje para lo que le resta de gobierno, y colocarse en una posición de fortaleza para negociar impunidad y una cuota de poder, al momento de su salida.