La verdad sea dicha, más allá de los nacionalismos y las fanfarrias por preferencias imperiales interesadas.
· Dominicana y la COVID.
La República Dominicana comparte una isla caribeña con Haití y ocupa 48 mil km2 de su territorio; esto es, alrededor de sus dos terceras partes.
Su población es de unos 11 millones de habitantes dominicanos y alrededor de un millón de haitianos/as. La frontera terrestre con Haití es de 376 km.
Al 20-05-2022 los contagios por COVID ascendieron a 561,044, los fallecidos -según cifras oficiales- asciende a 4,377, equivalentes a unos 403 muertos por millón de habitantes.
República Dominicana, en la persona del presidente Luis Abinader, fue la vedette y única invitada de honor a la reciente Asamblea Mundial para la Salud, organizada por la Organización Mundial de la Salud-OMS.
Allí Abinader fue galardonado, felicitado y exaltado como la figura más destacada a nivel mundial en materia de manejo de esta pandemia; lo que implicado una significativa proyección internacional de su figura y una saturación de los grandes medios nacionales.
Por curiosidad busqué las cifras correspondientes a esa fecha (20.05-2022) respecto al desempeño del gobierno de Venezuela durante la COVID 19.
· Venezuela y la COVID.
Venezuela tiene una extensión territorial de 916,445 km2, es decir, equivalente a 19 República dominicana.
La longitud de sus fronteras terrestres asciende a los 5, 161 km lineales Con Colombia 2,219, con Brasil 2,199 y con Guyana 743.
El total de habitantes es de 28.44 millones de venezolanos/as y alrededor de 5 millones de inmigrantes colombianos/as, cerca de tres veces más que aquí.
Los contagios por COVID 19 ascienden a 523,238, unos 40 mil menos que aquí.
Los fallecidos en Venezuela han sido 5,716, apenas 1,400 más que aquí, para un promedio de 201 por millón de habitantes, equivalente a solo la mitad de los de aquí.
Si fuera verdad que nuestro Nación es la campeona del mundo – y pongo el condicional porque no sé si realmente otros países quedaron mejor que Dominicana y que Venezuela- ese galardón habría que entregárselo a Venezuela de acuerdo a estas cifras oficiales. Sus resultados son sensiblemente mejores y habría que pedirles excusas a sus autoridades porque Venezuela no fue tenida en cuenta; su presidente, Nicolás Maduro, no fue invitado ni felicitado. Sencillamente la OMS lo ignoró, sin decir por qué.
No abundo ahora sobre las desventajas para Venezuela no ser isla, ni sobre las consecuencias negativas de contar con unas fronteras terrestres tan largas y difíciles de controlar.
Tampoco apelo a los nefastos efectos del bloqueo, la guerra económica y el estrangulamiento financiero endurecido a lo largo de la pandemia por decisión de la Casa Blanca.
Obvio también las muertes que en República Dominicana pudieron evitarse por excesivas e inoportunas aperturas económicas, para favorecer grandes capitales privados, protocolos de medicación improcedentes, estafas toleradas en el suministro de vacunas y desprecios a nuestros países empobrecidos de parte de las farma-corporaciones y las potencias capitalistas de occidente, los cuales devinieron en compromisos incumplidos en la llegada de las vacunas y derroche de recursos procedentes del endeudamiento del país.
Pero si está bien claro, que si no es por la vacuna china, inicialmente despreciada por exceso de lacayismo, las cuentas dominicanas fueran otras.
· Cuba y las otras islas caribeñas.
El desempeño de las islas caribeñas fue bastante bueno y la Cuba acosada hasta la crueldad por el imperio, no se quedó atrás con un balance de solo 8,529 muertos, unos 800 por millón habitantes; a pesar del retardo de las vacunas por obstrucción estadounidense y de la penetración de la variante Delta, precisamente en medio de ese retraso inducido.
En materia de vacunas y de ayuda internacionalista, con esfuerzos propios, torpedeados con saña en esta ocasión por EE.UU, Cuba logró salvar muchas vidas en países con mucho más recursos.
Ningún otro país latino-caribeño pudo alcanzar lo que las autoridades cubanas lograron a base de enormes sacrificios y singular talento al servicio de la humanidad: las dos vacunas Soberanas y la Abdala, tres vacunas y numerosas brigadas solidarias, capaces de ganarse el corazón de otros pueblos. Una hazaña de múltiples valores.
Sin embargo, a la hora de exaltar virtudes en la Asamblea Mundial para la Salud, solo se destaca el caso dominicano, y se ignoran pérfidamente los méritos de Cuba y Venezuela.
· ¿Por qué todo esto?
Muy sencillo.
Ser soberano no se perdona.
Ser antiimperialista, menos.
A lo sumo se maniobra temporalmente para reducir tensiones.
Se premia en grande cuando se pacta con el Comando Sur, se apoya a la OTAN, se acepta la intervención de la USAID, se entregan puertos y aeropuertos, se endurecen las políticas neoliberales, se expandes las privatizaciones (vía Alianzas Publico-Privadas-APP, Fideicomisos, ventas de activos).
Cuando se tolera el saqueo minero.
Cuando se contemporiza con la guerra global permanente o infinita.
Entonces se exalta a esos modernos y postmodernos gobernadores de colonias, y a los presidentes Offshore que privatizan hasta la gestión estatal y se la entregan a sus colegas de las elites capitalistas.
Para eso abundan pasarelas de la OMS en Suiza, organización del sistema mundial bajo tutela de Bill Gates, Rockefeller, Elon Musk y otros conspicuos magnates “globalistas”, medidos hasta el tuétano en los negocios de salud, en los negocios de las guerras y las industrias informáticas.
Ahora, a sus anchas con el aliento de Mr. Biden, proceden raudos y veloces a bautizar sádicamente el tema del año de la 70 CONFERENCIA MUNDIAL PARA LA SALUD: “Salud para la paz y paz para la salud”, sin abandonar jamás la determinación de asumir las enfermedades y las armas como negocios altamente lucrativos.
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