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Manuel Jiménez y Dio Astacio

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No por nada personal, sino por lo que él representa desde el punto de vista ideológico.

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Perdió Manuel Jiménez la candidatura reeleccionista a la alcaldía más grande y con el mayor presupuesto del país.

No perdió el buen poeta y gran cantor.

No perdió el ser humano sensible y cariñoso, el buen amigo y buen familiar.

No perdió el luchador de aquellos tiempos, ni el defensor de Loma Miranda con una canción histórica y hermosa.

Perdió, quien luego de expiar de buena manera las culpas políticas pele-leonelistas, participando en los combates de Marcha Verde, optó por meterse, con el estímulo y el apoyo del Frente Amplio, en el lodo perremeista de Santo Domingo Este.

Perdió su nuevo mal paso, otro más, perjudicial en alto grado para quienes vienen de las izquierdas y se pasan a las derechas.

Perdió por contemporizar, por dejar impune al Cañero y además por meterse en la dinámica de las frágiles y pantanosas alianzas con facciones internas del PRM en SDE.

Perdió una mala gestión y su entrega, en medio de las dificultades, a los planes especiales e intervencionistas de la Presidencia de la Republica, a cargo de Neney Cabrera.

Entregó su autonomía.

La lección no es solo para él, sino también para los que se embarcaron en esas aventuras y en otras parecidas.

No es fácil salir con el prestigio en alto de esa vorágine que el sistema anida, más si no se opta por emplear a fondo la autoridad ganada, en la profesión y en la vida…

 Es muy penoso que una gloria del arte nacional termine su gestión con un revés de esa magnitud.

Pero lo peor no es eso.

Es el costo político de su derrota, expresado en la victoria de DIO ASTACIO.

No por nada personal, sino por lo que él representa desde el punto de vista ideológico.

Con su triunfo ganó un importante peldaño el fundamentalismo religioso pro-estadounidense.

Avanzó esa corriente en su asalto programado a la política electoral dominicana, que ahora amenaza con ocupar la Alcaldía más grande y más rica de RD.

Ganó el representante de una secta religiosa conectada con la agenda conservadora del imperio estadounidense, expresión del ultraderechismo capitalista, de la ideología patriarcal-machista, con abundante dosis de racismo.

Ganó un anti tres causales.

Intentó ese salto primero por la vía del PQDC de Wessin y lo consiguió ahora con el PRM y Luis Abinader. ¿Casualidad?

Entra ahora a una competencia nada santa, nada cristiana, con otros exponentes del conservadurismo político; algunos con tintes mafiosos y sustentaciones políticas PLD-FP, bien desacreditadas. Algo propio de un sistema político moralmente degradado.

Eso le da algunas ventajas a Dio. Pero, de todas maneras, ojo con el rifero y sus dos mil bancas.

No ganó Dios, si no Dio sin S, pero Dio va USAR a Dios y a Cristo en la pelea, y con demasiado dinero y buena asesoría.

El modelo no es criollo, no es exclusivo.

Es Made in Usa.

Es importado.

Es Continental…

Hay que tener presente los procesos de Bolsonaro en Brasil y Lasso en Ecuador; y de algunos más, en Guatemala.

Ese plan no es cualquier cosa.

Vale frente a él la batalla de ideas.

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