Los niños, nuestros hijos son los más expertos en esto de la imitación, les encanta hacerlo ¿y saben quien es su modelo?
Si, Usted y yo somos los mejores modelos que ellos ven cada día y de quienes copian actitudes y comportamientos desarrollando su personalidad. Por ello cuan importante es mantener fresca esta palabra:
¡Con qué facilidad olvidamos ser como Jesús en las situaciones de cada día! «Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante» (Efesios 5:1-2).
Pablo elogió a los seguidores de Jesús en Tesalónica por su fe durante las circunstancias difíciles. Escribió: «Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor […] de tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya» (1 Tesalonicenses 1:6-7).
La vida de Jesús en nosotros es lo que nos alienta y nos permite andar en este mundo como Él lo hizo, con la buena noticia del amor de Dios y con los brazos abiertos en señal de bienvenida a todos.