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OMSA: Los retos subyacentes

Hiela la sangre leer la frialdad con que José Antonio Mercado Blanco (el grande), uno de los dos autores materiales de la muerte del abogado y profesor universitario Yuniol Ramírez Ferreras

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Hiela la sangre leer la frialdad con que José Antonio Mercado Blanco (el grande), uno de los dos autores materiales de la muerte del abogado y profesor universitario Yuniol Ramírez Ferreras narra los detalles de su secuestro y posterior asesinato, que atribuye como principal ejecutor material al fugitivo Argenis Contreras, asistente del destituido ex director Manuel Rivas.

Demás significar que la principal prioridad es apresar a los que puedan faltar, someterlos y sancionar a todos los involucrados en el secuestro y asesinato del abogado y profesor universitario yuniol Ramírez Ferreras.

No obstante que ya han sido sometidos a la justicia los que figuran como principales actores de la trama criminal, salvo el fugitivo Argenis Contreras, contra quien se ha librado orden de captura internacional a través de la Interpol.

Es de esperar que se produzcan nuevas revelaciones y apresamientos, por más que no deja de extrañar la exclusión como acusado del empresario que habría sido el encargado de entregar la primera partida de un millón de pesos del supuesto soborno.

Aunque no directamente involucrado en la muerte de Ramírez Ferreras, al menos resultaría partícipe y cómplice de una acción encaminada a arropar actos de corrupción.

No solo por razón elemental de justicia, sino por la necesidad de desechar implicaciones políticas al caso, y definir de manera que no deje margen a dudas, la razón que se alega fue el detonante de este hecho criminal donde queda bajo cuestionamiento la imagen moral de la víctima, las autoridades deben agotar al máximo las investigaciones hasta no dejar piedra sin remover, ni pista sin explorar, ni el menor resquicio de duda.

Al margen, sin embargo, subyacen dos temas no por subalternos en este caso específico, menos importantes.

Uno es el entramado de escandalosa corrupción que se atribuye al manejo de la Omsa y que viene de muy atrás. salvo en el caso del plan renové, llevado a los tribunales y donde se aplicaron sanciones de prisión contra funcionarios y sindicalistas, con posterioridad, pese a distintas denuncias formuladas que no encontraron acogida, no se emprendieron acciones correctivas para frenar la rampante corrupción prevaleciente en el manejo de la empresa, lo que posiblemente hubiera evitado esta tragedia.

El matutino el caribe, en un detallado reportaje que trae la firma de diana rodríguez, se remonta en el tiempo a las distintas ocasiones en que la Omsa ha estado en la mirilla de ojos vigilantes que han puesto al desnudo actos dolosos y negocios turbios.

Estos abarcan desde nóminas exageradamente abultadas con miles de nombramientos innecesarios, hasta la concesión de contratos altamente onerosos, pago de jugosas comisiones y otros manejos turbios de enriquecimiento ilícito, donde habrían compartido ganancias funcionarios de la empresa y suplidores oportunistas e inescrupulosos.

El festival de impunes ilegalidades incluyó la expedición de cheques por cantidades millonarias por el pago de combustible y otros conceptos que nunca fueron recibidos por las empresas y personas a favor de los cuales se libraron, más el obsequio alegre de decenas de ómnibus jamás justificado.

Es preciso someter la Omsa a cirugía mayor. Depurar responsabilidades. Someter a los culpables y cómplices de todas estas acciones delictivas en lo que pudiera una vasta red de corrupción y acciones criminales. Obligarlos a que devuelvan lo apropiado indebidamente.

Aplicarles las sanciones correspondientes a la gravedad de sus delitos. Limpiar toda esta costra de repugnante y vergonzosa corrupción. Convertir la Omsa en una empresa pública de servicio eficiente y manejo transparente, para lo que fue creada, tal como le corresponde y debe ser.

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