REDACCIÓN.- Arriba del cuadrilátero, Óscar De La Hoya fue el ejemplo de voracidad, talento y éxito, pero abajo, las cosas fueron a otro precio por mucho tiempo.
El camino del «Golden Boy» no ha sido siempre dorado y es que el alcohol, las drogas y sus relaciones personales, han sido señalados como parte de un lado oscuro, en medio de sus peleas internas, que llevaba a cabo él para acabar con sus propios demonios. Para retomar ese camino, tuvo que reevaluar momentos traumáticos que vivió de niño cuando confesó haber sido víctima de una violación.
A sus 48 años, volverá al ring el 11 de septiembre ante Vitor Belfort (4 p.m., Fite) después de haber colgado los guantes en 2008. Su inspiración fue ver el regreso de Mike Tyson, pero no sin antes haber encontrado la verdad que finalmente le ha dado una armonía en su mente.
Él asegura sentirse libre de sus propios tormentos y eso le dio las esperanzas de volver a ponerse los guantes.
“Tengo paz conmigo mismo, eso es lo que me ha dado el fuego para seguir”, dijo De La Hoya a un grupo de periodistas en su oficina de Golden Boy Building en Los Ángeles. “Todo lo que me ha pasado, ha pasado por alguna razón. La vida ha sido dura, siempre me he arrastrado a mí mismo seis pies bajo tierra. He estado ahí, casi he estado ahí”.
Para De La Hoya, el proceso de sanación es parte de una disciplina mental y física que ha adaptado en su vida. No fue una decisión que tomó a la ligera pues recurrió a un chamán que le ayudaría a encontrar un equilibrio mental.
El alcohol, las drogas y las mentiras, fueron gran parte de su vida y aunque en varias ocasiones hizo esfuerzos para alejarse y corregir su camino, todavía tenía mucho por resolver internamente.
“Muchas cosas, muchas [explícito] cosas… puertas que nunca cerré, que dejé abiertas desde que era un niño. Son muchas cosas”, dijo el peleador a Dylan Hernández del LA Times. “…ahora tenía que entonces lidiar con el pequeño Óscar. Fui violado a los 13 años por una mujer mayor, entonces fueron muchas [explícito]. A los 13 perdí mi virginidad, básicamente fui violado. Tenía 13 y estaba en Hawái en un torneo, ella era una mujer mayor de como 35 años”.
De La Hoya dijo haber puesto muchas cosas a un lado y que nunca pudo resolver, por lo que sentía que se estaba haciendo daño a sí mismo y los que estaban a su alrededor.
“Suprimí todo, reprimes todo y vives esta vida del ‘Golden Boy’, pero luego ves que eso está ahí todavía. Nunca lo pensé, nunca procesé cómo estaban mis sentimientos reaccionando o procesando hasta que un día sale y cómo lidias con eso… tomando, sabes, ahogándote en el alcohol, tratando de olvidar o estás tratando de conectarte. Fue muy traumático”.
De La Hoya dijo haber encontrado paz también sobre el cuadrilátero, pues su última pelea como profesional lo dejó marcado.
“Si quieres mantenerlo en el ambiente boxístico, la pelea contra Pacquiao, que no tuve ese cierre que quise, esa es una… he alcanzado la paz con mi madre, entonces estoy bien ahí con eso”.
De La Hoya dice tener una buena relación con su familia.
“Tengo a mis hijos, tengo una gran relación con ellos y con sus madres”, afirmó el boxeador.
Fuente: Los Ángeles Time