La lógica sostiene desde tiempos helénicos que dos ideas opuestas entre sí no pueden ser ambas ciertas en un mismo contexto.
Santo Domingo.– Decía mi papá, cuya inteligencia admiraban sus nueve hermanos y sus amigos, que “saber es recordar a tiempo”. Era un lector acucioso y amaba los crucigramas.
Dado que el Diccionario es un libro enorme (no recuerdo que hubiera edición en formato pequeño), para sus consultas al llenar sus crucigramas usaba un Pequeño Larousse.
De tanto manosearlo, se rompió el lomo y un tío de Papi lo reencuadernó en dos partes, que hacia más cómodo manejarlo. Antes de la Internet reinaba la palabra impresa.
Inconforme con su Larousse, lo llenó de anotaciones manuscritas con lápiz en los márgenes de cada una de sus páginas. Mi hermano Fernando, que desde chiquito colecciona hasta paquitos, aun lo conserva.
La rememoración es porque varios lectores me dijeron ayer que en mi columna uso “palabras raras”. Papi también insistía que para cada cosa hay una voz óptima, pues los sinónimos casi nunca son exactamente lo mismo. Y para nombrar afirmaciones ciertas cuyas negaciones son también ciertas no conozco otra palabra que la voz inglesa “dialitheism”, que el Diccionario aun no registra como anglicismo.
La lógica sostiene desde tiempos helénicos que dos ideas opuestas entre sí no pueden ser ambas ciertas en un mismo contexto.
En cambio, creo y sostengo que el Gobierno actual combate el narcotráfico más eficazmente que antes, según reconoce la DEA; aunque, al mismo tiempo, la estabilidad de precios en los innumerables y bien custodiados puntos de droga indica que en el país no ha habido ninguna escasez.