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Batalla Electoral 2024

Partidos y sistema político privatizados

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La privatización neoliberal no solo se ha ejercido a nivel del patrimonio empresarial del Estado y del patrimonio natural de la nación, sino que incluye –entre otras vertientes- el sistema tradicional de partidos y sus funciones políticas.

La privatización de ese sistema se ha hecho en favor del gran capital de todas las pintas y de todos los orígenes, exhibiendo un fuerte contenido des-nacionalizador.

¿Dónde está el  “nacionalismo revolucionario” del PRD?

¿Dónde la “liberación nacional” de PLD?

¿Dónde están las posiciones antiimperialistas de los/as izquierdistas que pasaron a ser “cuadros” del PRD, del PLD y del PRSC, o de los partidos y grupos izquierdistas(ex) satélites de esas empresas políticas?

Adiós gracias. Eso es historia renegada, traicionada, aun existan quienes a veces simulen no haberla olvidado.

  • VÍAS DE LA PRIVATIZACIÓN DE LA POLÍTICA

¿Cómo se ha producido el proceso de privatización del sistema de partidos funcionales a la presente institucionalidad?

La filosofía neoliberal, su énfasis en convertir todo en mercancías, en borrar los límites prudentes de la competitividad, en medir el éxito por el enriquecimiento privado, la promoción individual desmedida y el consumo de lujo; su empeño en traspasar las técnicas “gerenciales” a todos los aspectos de la vida en sociedad, en potenciar el egoísmo y el individualismo, en reemplazar estrategias y programas por productos mercadológicos, en decretar el “ fin de las ideologías” (mientras reina la neoliberal) y en reducir la ciudadanía a simple clientela, ha multiplicado y potenciado todas las formas de corrupción y todas prácticas mercantiles y clientelistas desde el Estado y desde partidos del sistema que lo administran.

La punta de la pirámide de la partidocracia ha devenido así en una nueva “clase empresarial” súper enriquecida al vapor, que invierte en  negocios conectados al Estado y en la economía delictiva subterránea bajo su protección, y  financia sus ambiciones políticas y “lava” sus fortunas con el auto-financiamiento de sus campañas y la “reproducción ampliada” de sus capitales  sucios.

Los empresarios más inescrupulosos multiplican fortunas asociados a los “cárteles de la construcción”, al negocio de  la droga, las evasiones de impuestos toleradas, el contrabando y al tráfico de todo tipo; conectados o ligados a la vez a la partidocracia enriquecida.

Unos se afilian y militan en las estructuras políticas y otros forman parte de sus “sectores externos”, o se quedan agachados en contubernio con las cúpulas militares y policiales politizadas o con ciertos padrinos políticos incluidos los Jefe de Estado de igual calaña.

Las diferentes facciones de la oligarquía tradicional, las familias de alcurnia y de dinero, ni tontas ni haraganas, destinan algunos de sus “alfiles” al quehacer político partidista; o, en su defecto, financian determinados dirigentes y candidatos o deciden invertir “capital” en las campañas políticas de esas organizaciones, para luego reproducirlo con creces en las políticas públicas de los gobiernos “agradecidos” de su “respaldo”, con las concesiones administrativas a favor de sus empresas, con las leyes a su favor emanadas del Congreso, con las cuotas “conquistadas” dentro del sistema judicial y las posiciones “ganadas” al interior de la Junta Monetaria y del Banco Central y mediante la impunidad de sus jugosas operaciones ilegales  con la invaluable protección policial-militar y política de las mismas.

La narco-economía, las empresas usureras, los casinos, loterías privadas y bancas de apuestas, financian un alto volumen de candidaturas y funcionarios que hacen de testaferros, cuando no logran colocar todos los apetecidos representantes directos en las planillas partidistas.

Juancito Sport es un caso señero en cuanto al rol político de una red de “bancas” nutrida por el “lavado” y metida de lleno en el PLD y en el Estado. Y hay otros ejemplos en esa y otras parcelas políticas.

El financiamiento del cártel Quirino “a los tres que echaron al pueblo en el pozo” (PLD-PRD-PRSC), fue confesado públicamente por su hermano; amén de su vínculo especial con el general Florentino y Florentino y con Margarita Gómez y Freddy Pérez, convertidos de la noche a la mañana en recolectores de fondos para campañas presidenciales de Leonel.

El cártel Agosto tuvo su protector político en Feliz Bautista (enriquecido de la nada) hasta que se le dañó el pastel de polvo blanco, pieza clave del leonelismo ayer y hoy.

El narco Lebrón o Lebrén y otros capos alimentaron en su tiempo la cúpula del PRD.

Arturo del Tiempo Márquez, narco español apresado en Barcelona (el de la Torre Atiemar), fue protegido aquí a través de sus conexiones con la jefatura de la P.N. y la DNCD y de sus vínculos con el propio Presidente de la República.

La Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode), instrumento político- ideológico de primer orden de Leonel Fernández, se fundó y se nutre con el pago de peaje de contratistas de obras del Estado, oligarcas y corporaciones extranjeras. Es un auténtico “cuerpo del delito”.

  • EL DOMINIO DEL CAPITAL PRIVADO SOBRE PARTIDOS Y CANDIDATOS

Así las cosas, los partidos del sistema no financian candidaturas y los fondos estatales electorales representan poco respecto al financiamiento privado de toda calaña.

El trabajo voluntario, el sacrificio, la mística de clase e ideología (aun en el viejo y limitado contexto del liberalismo o el social-reformismo burgués o pequeño-burgués), el aporte desinteresado de su membresía, es algo prehistórico en ellos.

La publicidad es contratada a nivel privado y es carísima, al tiempo estar asociada a funcionarios del gobierno y dirigentes políticos y de ser nutrida en grande por contratos oficiales.

La mercadotecnia también.

La militancia y el activismo político es una especie de empleo fijo o temporero.

La ciudadanía votante es considerada por todos esos actores políticos como una clientela de candidatos y partidos a la que hay que comprar con dádivas, migajas, ofertas de empleos y empleos.

La parte más empobrecida de la sociedad es manipulada en torno a sus necesidades de sobrevivencia inmediata.

El Estado-partido o el partido-Estado convierte más que antes los reductos de las políticas sociales en mecanismos clientelares (repartos, cajas, fundas, tarjetas “solidaridad. . .).  Igual su capacidad de empleo supernumerarios.

Los candidatos pobres, sin ricos detrás que los financien, son ya aves raras en comunidades marginadas.

La inscripción para ser candidato/a se cotiza muy alta. Los aspirantes a la presidencia por el PRD, por ejemplo, tuvieron que pagar un millón y medio de pesos. Y cada cargo tiene precio. Es una mercancía que genera riqueza fácil.

Las pre-campañas y las compañas consumen miles de millones de pesos procedentes en muchos casos de la corrupción y los negocios sucios; cuando no de las ganancias capitalistas exorbitantes y graciosas.

La democracia en lugar de representativa se torna pervertida y usurpada por las fuentes de financiamiento de sus actores, beneficiarios y mecenas.

Los partidos se convierten en empresas muy rentables y su política en negocio de cualquier ralea.

Las candidaturas se ofertan a una clientela y se venden al mejor postor de dinero y posiciones rentables.

Los partidos menores se venden o alquilan a las empresas políticas con mayor capital y capacidad de compra.

Los políticos tránsfugas también.

Las leyes, los contratos, las sentencias, las auditorías, los impuestos, las licencias, los títulos de propiedad, los suministros, las compras y los pagos del Estado, los rangos militares, las normas de calidad, las rutas, las concesiones mineras, los permisos de explotación… tienen precios y beneficiarios. A más jerarquía negocios mayores.  La política y la gestión pública operan en un gran mercado con un descaro inaudito.

Las empresas políticas (expartidos) de la “era” neoliberal se corrompen y corrompen sus estructuras diligénciales, salvo algunas excepciones que se diferencian de la podredumbre conviviendo o coexistiendo con ellas, sin renunciar a sus privilegios.

En vista de todo esto, la privatización del sistema de partidos al servicio de la dominación del gran capital criollo y transnacional y de sus dirigentes, es armónica a toda la impronta privatizadora del neoliberalismo y solo podría revertirse con un cambio político radical: con el desmonte de las actuales instituciones y del sistema político que las  nutre y utiliza, con la ruptura del actual orden político-jurídico y la conformación de un poder constituyente del que emane una nueva institucionalidad democrática-participativa, post-neoliberal,  sometida al control social y ciudadano y sujeta al poder de revocación de los/as electores/as, con la preeminencia de nuevas formaciones políticas-sociales regidas por normas democráticas, principios éticos y métodos transparentes.

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