Reiteramos que en estos tres años de gobierno peledeista-danilista el deterioro del modelo social, económico y político-institucional -impregnado de neoliberalismo, dependencia y estructuras dictatoriales unipartidistas- se ha profundizado; al tiempo que el pacto “impunidad por re-postulación” acelera el proceso de putrefacción del Estado.
Vale destacar dos daños de consecuencias trágicas: la perversión extrema del principio de soberanía y la intensificación del proceso de saqueo, destrucción, envenenamiento y degradación del patrimonio natural y el ambiente.
El primero es consecuencia de la pérfida asunción de la defensa de la soberanía como equivalente solo a la independencia respecto a Haití y a su pueblo, que por demás nada tienen que ver con el coloniaje que hemos sufrido a cargo fundamentalmente del feroz dominio imperialista europeo y estadounidense; impregnada esa perversión política de un repugnante racismo anti-haitiano mezclado con innumerables atropellos, crueldades y humillaciones a inmigrantes y descendientes del vecino pañis, incluido delito de apatridia.
Danilo dejó correr el racismo anti-haitiano, mantuvo en posiciones relevantes a sus representantes más repulsivos hasta días recientes, aceptó la sentencia del Tribunal Constitucional destinada a institucionalizar la negación de nacionalidad a dominicanos/as de ascendencia haitiana (instrumentada arbitrariamente por la JCE desde el 2007), combinó ese tema con la cuestión migratoria para confundir, remendó los procesos viciados con nuevas leyes (para reducir la presión internacional) y elevó concomitantemente el falso nacionalismo a “política de Estado”; potenciando así el anti-haitianismo con fines reeleccionistas, ayudado por el anti-dominicanismo que inculcan en el otro lado elites haitianas.
La recolonización neoliberal, el supra-poder político, económico, cultural y militar transnacional de EEUU y aliados, que provoca el segundo gran mal, queda oculto detrás de esa cortina patriotera; en el contexto de una isla intervenida, robada y depredada aceleradamente por Pentágono, CIA, FMI, BM, BID, USAID, MINUSTHA, corporaciones mineras, políticos ladrones y traficantes de agregados, madera, agua, playas, montañas, ríos…
La Barrick Gold provoca tremendo desastre ecológico en el centro de la isla, mientras otras Gold amenazan la fertilidad del Valle de San Juan, la Cuenca del Artibonito y las aguas del Ozama e Isabela. Falcondo “cambia de dueño” en turbia operación, potenciándose la amenaza contra bosques y aguas de Miranda con el favor del veto presidencial a su declaratoria de parque nacional; asumiendo un convenio firmado en Suiza que anula la soberanía para favorecer las transnacionales mineras. Mientras montañas de Bahoruco, Jarabacoa y Constanza han sido depredadas, y ríos y playas de Puerto Plata destruidos con complicidades gubernamentales.