La inseguridad ciudadana y el proceso de putrefacción de la policía.
Santo Domingo.– La Policía Nacional de la República Dominicana no es solo corrupta y criminal en extremo, sino además sensiblemente primitiva e irreformable como lo vuelven a evidenciar sus recurrentes asesinados de civiles, incluido el quíntuple crimen reciente ejecutado en una barbería de Santiago, como lo evidencian sus abundantes latrocinios
La inseguridad ciudadana y el proceso de putrefacción de la policía y de las instancias antidrogas y de seguridad, se ha venido agravando hasta convertirse en uno de los grandes problemas nacionales.
Candidatos, presidentes y ministros de interior y policía, y funcionarios -vinculados a los asuntos policiales y de seguridad- se ven forzados a colocarlo en su agenda y adoptar determinadas poses y promesas de reformas policiales que siempre fracasan.
Es el caso también del nuevo Presidente Luis Abinader, de su Ministerio de Interior y Policía, del Gobierno del Partido Revolucionario (PRM) y de la claque de mega-millonarios pro-imperialistas que detentan posiciones ejecutivas en el tren estatal.
El actual titular del Poder Ejecutivo debutó en ese tema siendo candidato a la Presidencia de la República por el PRM, cuando contrató a Rudolf Giuliani, ex -Alcalde de New York y ex Asesor Jurídico de Donald Trump, para asesorar en la materia y elaborar su Plan de Seguridad Ciudadana.
Sus recomendaciones fueron trasladadas al actual proyecto gubernamental de “transformación policial”.
Además de esta matriz, de connotado contenido neofascista, la “reforma” o seudo transformación policial auspiciada por Abinader y su equipo de gobierno, ha contado con la intervención y el financiamiento de la USAID, entidad dependiente del Departamento de Estado de EE. UU y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
De la USAID procedieron la recomendación de contratar las asesorías de los cuerpos policiales de Chile (Carabineros), Colombia (ESMAD), Honduras (policía nacional) y de España (guardia civil), con preeminencia de la chilena y colombiana.
La selección no pudo ser más nefasta, recibiendo a la vez la bendición, los elogios y agradecimientos del mandatario dominicano en ocasión de las diferentes visitas al país de la Directora de la USAID y de altos oficiales de esas entidades policiales.
En una ocasión el general Carlos Ibáñez del Campo, director de los Carabineros chilenos, visitó nuestro país y se reunió con el presidente Abinader para darle curso a lo acordado; lo que, en vista de las crueles represiones en Chile, elevó el nivel crítico a esa injustificable determinación; obligando a Serbio Tulio Castaños, coordinador de la comisión encargada entonces de sugerir determinadas “reformas”, a defender enfáticamente las supuestas calidades de las policías chilena y colombiana.
Castaños preside la Fundación Institucionalidad y Justicia (FINJUS), financiada por el Banco Popular, principal entidad financiera privada de la nación. Una FINJUS muy activa y nada imparcial en tan delicada materia.
Por su parte, Serbio Tulio en estos días hizo entrega del nuevo proyecto de ley que sustentaría una PN dominicana inspiradas en las policías criminales de Chile y Colombia.
El patrón imperial impulsado desde la USAID y sus Fundaciones, marca el paso en dirección a modelos policiales neofascistas modernizados, dotados de tecnología puntera, bajo permanente tutela USA, y asesorías delegadas a aliados neocoloniales confiables y bien experimentados en técnicas de intensos calibres represivos, y exportación de sus experiencias paramilitares.
Modelos, en fin, destinados a afianzar la recolonización neoliberal en crisis, la contrainsurgencia y las gobernanzas de seudo-democráticas frecuentemente impugnadas por los pueblos oprimidos.
El régimen que preside Luis Abinader está entregado a esos designios, que además implican una total sumisión al FBI y Comando Sur del Pentágono, USAiD, FMI, DEA… y un intenso proceso de privatización y desnacionalización de lo que queda del Patrimonio Nacional (en naturaleza, empresas y servicios) y de la propiedades y recursos públicos más valiosos.
Así la cosas, el cambio político hacia el rescate de la soberanía frente a EEUU y hacia las transformaciones estructurales, es imprescindible para disolver una policía podrida y refundar ese órgano del Estado.