El proceso de recalentado modifica la composición química de los alimentos, intensificando su sabor y aroma.
La explicación científica justifica que el recalentado de la cena de Nochebuena sabe mejor.
SANTO DOMINIGO.– Al igual que ocurre en otros países de la región, en la República Dominicana el recalentado se ha convertido en una tradición inseparable de la Navidad. Tras la cena de Nochebuena, muchas familias dominicanas se reúnen nuevamente el 25 de diciembre para disfrutar de los platos que quedaron, una costumbre que combina sabor, convivencia y recuerdos familiares.
Desde carnes asadas y horneadas hasta guisos preparados con anticipación: la comida recalentada suele saber incluso mejor que la de la noche anterior. Pero lejos de ser solo una sensación, esta experiencia tiene una explicación científica. De acuerdo con especialistas en alimentos, cuando los platos navideños reposan durante varias horas, los sabores se integran mejor. Las especias, salsas y jugos de las carnes se concentran, logrando una mayor homogeneidad y un sabor más intenso al momento de calentarlos nuevamente en la estufa o el horno.
Este proceso permite que matices que pasaron desapercibidos durante la cena de Nochebuena se intensifiquen al día siguiente, haciendo que el recalentado resulte más sabroso y apetecible.
No obstante, las autoridades de salud recomiendan consumir los alimentos recalentados solo una vez, ya que someterlos repetidamente al calor puede aumentar el riesgo de intoxicaciones. Además, muchos de los platos típicos de estas fechas no están diseñados para almacenarse por largos períodos.
Disfrutar del recalentado forma parte del encanto del 25 de diciembre, pero hacerlo con moderación y cuidado es clave para preservar la salud durante las festividades.
Además del sabor, el recalentado también representa una oportunidad para prolongar el ambiente festivo y reforzar los lazos familiares. En muchos hogares dominicanos, el 25 de diciembre se convierte en un día más relajado, donde no hay prisas ni formalidades, y la mesa vuelve a reunir a parientes y amigos para compartir anécdotas de la noche anterior.
Asimismo, esta costumbre contribuye a reducir el desperdicio de alimentos, fomentando un consumo más responsable tras las celebraciones. Aprovechar las sobras de la cena navideña no solo es una práctica común en distintos países, sino también una tradición que en la República Dominicana se ha ido afianzando con el paso del tiempo, como parte del espíritu de unión y sencillez que caracteriza estas fechas.