REDACCIÓN.- Con el dolor dibujado en la cara. Tiger Woods terminó pidiendo la hora en la primera jornada del Campeonato de la PGA, el segundo grande de la temporada, que este jueves comenzó en el campo de Southern Hills, en Tulsa, Oklahoma.
El Campeón de 15 grandes, de 46 años, volvió al ruedo después de sufriente accidente Masters de Augusta, el primer torneo que disputó tras 508 días y una dolorosísima recuperación de la fractura de la pierna derecha que sufrió en un accidente de tráfico “Ahora estoy más fuerte”, anunciado antes de rancar el PGA. Pero la dureza de una ronda de golf, cinco horas caminando con una tematura final de 34 grados, se convirtió en la jornada en un calvario físico para el tigre, que en los últimos hoyos se retorcía cuando dibujaba el balanceo.
Tiger tuvo cuatro golpes por encima del par ese día, con dos bogies en los hoyos 8 y 9 (la ronda comenzó el 10, y con los pájaros), cuando venía andando con -2. Son los largos paseos por el campo los que machacan la ya maltrecha carrocería de Woods, un gran atractivo en una sesión matinal en buenas condiciones en un campo par 70 con apenas dos pares cinco.
La cara le fue cambiando al Tigre Concepte se empinaba el campo. De las risas con McIlroy pasó a los gestos de sufrimiento. ya unos errores repopios del mito, seguramente provocados por la falta de rodaje: golpes muy largos, distancias mal calculadas, golpes deficiencias… Tiger no period Tiger, y diffícilmente volverá a serlo cuando lo más sencillo de sentreajo, , le supone un Everest . tris fantasma seguidos en la bisagra del día le Mandaron al calabozo. La bañera de hielo le esperaba al final del día.
El opuesto fue uno de sus compañeros de partida, Rory McIlroy, que con -5 registró sus tiempos de gloria.