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Batalla Electoral 2024

Venezuela: rumbo al abismo

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Mario-Rivadulla-3001Sobradas las razones por las cuales la situación de Venezuela tiene que ser objeto de honda preocupación y constante seguimiento para los dominicanos.

Son históricos y estrechos los lazos de confraternidad con la patria de Bolívar, adoptiva para el Duarte de la nuestra, que allá fue a vivir su largo exilio y exhaló el suspiro final.

Durante la prolongada tiranía trujillista, Venezuela, en las etapas en que disfrutó de democracia, dio acogida a no pocos dominicanos obligados a emigrar por ser opuestos al régimen. Y no le faltaron a los esfuerzos desplegados desde el exilio para combatirlo, el aliento y la ayuda de sus autoridades y su pueblo, en especial cuando aquel gran demócrata que fue Rómulo Betancourt dirigió sus destinos.

En justa correspondencia, el país ha dado albergue a un buen número de venezolanos que han venido a recalar aquí, víctimas de los excesos y abusivas decisiones gubernamentales aplicadas en el marco de una errada política populista que es responsable del actual descalabro del país. No pocos de los acogidos han traído sus capitales y los han invertido en distintos negocios, contribuyendo a nuestro crecimiento económico y la creación de empleos.

La situación real de Venezuela al presente no puede resultar más crítica y va moviéndose, cada vez de manera más acelerada, rumbo a un verdadero abismo de sombras, presagio de un futuro aciago y violento.

A la crisis política se suma como elemento agravante la económica. En este sentido, las estimaciones del Fondo Monetario Internacional para el presente año resulta en extremo desalentador y ofrece el pronóstico de una auténtica debacle con un decrecimiento del PIB del 10 por ciento y una inflación del 700 por ciento, que el organismo califica como “el peor desempeño en materia de crecimiento económico e inflación a nivel mundial”.

Mientras tanto, ajeno a la trágica realidad que vive el país, el gobierno de Maduro endurece sus posiciones, negándose a cumplir el mandato constitucional del referendo revocatorio así como el acuerdo de la Asamblea Nacional disponiendo la liberación de los presos políticos, a la cual, en el colmo de la más absoluta arbitrariedad, pretende declarar ilegal y dispone la creciente militarización del país, la oposición cuestiona la imparcialidad de la comisión

mediadora integrada por el ex Jefe del Gobierno Español, José Luis Rodríguez Zapatero y los expresidentes Ernesto Samper y Leonel Fernández.

En especial las críticas y el rechazo han estado focalizados en los dos primeros. A Rodríguez Zapatero se le acusa de pretender que la oposición desista del referendo en espera de las elecciones del 2019, así como estarse asesorando con el marxista Pablo Iglesias, el líder de Podemos, quien desempeñó esas mismas funciones bajo contrato para Hugo Chávez y a quien se señala como uno de los responsables del descalabro financiero de Venezuela.

En cuanto al colombiano Ernesto Samper, secretario general de UNASUR, Henrique Capriles, el más conocido y uno de los más tenaces adversarios de Chávez primero y Maduro ahora, lo califica de “aliado” de este último.

Y aunque las críticas apenas han rozado al ex Presidente Leonel Fernández, está claro que el vigoroso rechazo a los otros dos integrantes de la comisión descalifica a esta e invalida su mediación.’

El exceso de aprensión por otro lado, llevó a la MUD, que agrupa una treintena de movimientos de oposición, a rechazar la oferta del Presidente Danilo Medina de utilizar el territorio nacional para buscar un acuerdo concertado a la crisis. El alegato fue atribuirle al mandatario supuesta parcialidad a favor de Maduro sin aportar la menor evidencia, cuando lo cierto es que no ha dado ningún paso ni enviado señal alguna en ese sentido, habiéndose limitado a abogar por una salida pacífica a la situación generada.

Mientras tanto, un obstinado Maduro acaba de rechazar la oferta del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos de prestarle ayuda humanitaria a Venezuela. a fin de aliviar la crítica escasez de medicinas y alimentos que desde hace más de un año sufre su pueblo. La oferta lleva el endoso de que se garantice la libertad de expresión, asociación y de reunión pacífica, un lenguaje que resulta del todo extraño y ajeno a Maduro, cuyo nivel de torpeza y tozudez alcanza niveles antológicos.

No ha sentido este, al parecer, el menor asomo de vergüenza ante el espectáculo de más de ciento treinta mil venezolanos cruzando la frontera con Colombia para abastecerse de productos básicos; ni le turba el sueño, las muertes por falta de medicamentos; ni la desesperación de la gente que tratando de saciar el hambre, sin ser delincuentes, asalta camiones de mercancías y centros de acopio para apoderarse de lo poco que transportan y ofrecen.

Como si en definitiva, la basura fuera a desaparecer por el simple método de barrerla debajo de la alfombra, tratando de esconder una escandalosa situación de carestía, inflación, miseria, violencia, corrupción y opresión que está a la vista de todos.

¡Pobre Venezuela¡

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