La semana pasada los productores de piña enfrentaron otra escaramuza en la guerra entre proteccionistas y defensores de los mercados libres por la llegada al país de un contenedor lleno de piñas de Costa Rica, importadas por un supermercado sin proveer a la Aduana una certificación de no objeción fitosanitaria ni autorización del departamento de sanidad vegetal del Ministerio de Agricultura.
Un oficio de fecha 26 de septiembre pasado dirigido por la oficina de sanidad vegetal de Agricultura al administrador de la Aduana en el puerto de Caucedo ordenó la “retención del contenedor” importado por la empresa G. L. Sila, S.R.L. para un supermercado de Santo Domingo, “ya que la misma no tiene como respaldo la Guía de No Objeción Fitosanitaria del Departamento de Sanidad Vegetal”.
El pasado miércoles 4 de octubre un grupo de productores expresó en una comunicación al ministro de Agricultura Límber Cruz su “grave preocupación” dado que Costa Rica está afectada por varias plagas que dañan las siembras de piña y también a animales de crianza y silvestres. Esa importación podría traerlas al país.
Citaron entre esas plagas la Hormiga Loca (Nylanderia fulva) y la Mosca de Establo (Stomoxys calcitrans), que son propagadores de brucelosis, anemia infecciosa, peste equina africana, viruela aviar y el bacilo del ántrax. Todas son devastadoras, no sólo para las piñas sino casi toda la producción agropecuaria, incluida la leche de vacas.
Los afectados
La carta de los productores al ministro Cruz está firmada por la Asociación de Productores de Piñas de Cevicos, Bayanas Gold SAS, Caralinda Agroindustrial SRL, Cooperativa de Piñas de Cevicos, Frutas Chiara SRL, Grupo Jiménez Polanco SRL, Piñas de Cevicos SRL, Rancho Carlo, INASCA Agroindustrial SRL y la Cooperativa de Piñeros de Sánchez Ramírez (COOPISAR).
En la misiva expresan: “como sector hemos sobrevivido todas las inclemencias de la pandemia, la guerra de Ucrania y Rusia y la recesión mundial. Apenas nos estamos recuperando, haciendo grandes inversiones, apostando por el sector para garantizar el abastecimiento nacional”. Agregan que las importaciones de piñas desde Centro América “significaría la estocada final para nuestro sector”.
La mayor parte de la producción nacional de piñas se vende localmente, con gran consumo por la industria turística, pero también se exportan a Estados Unidos, España, Italia, Francia y Holanda. Actualmente el país es el principal exportador de piñas hacia Israel, por valor de menos de US$5 millones al año, alrededor de 500 toneladas métricas.
En Centroamérica hay gran apoyo gubernamental a sus productores agrícolas, lo que podría significar dumping en el mercado dominicano, que aun sin subsidios logra exportar competitivamente.
Pese a las exportaciones, la mayor importancia de la producción de piña local es su impacto en las comunidades agrícolas donde se cultiva, especialmente después de la mudanza hace más de una década, hacia Centroamérica, de empresas estadounidenses productoras de piña. Las frutas son casi el 15 % de las exportaciones agropecuarias dominicanas, dominadas por aguacates y mangos.
Política
Aunque los productores nacionales de piñas tienen razón en cuanto a las amenazas fitosanitarias, incluyendo a la salud humana cuando esas hormigas y moscas infestan hogares, la causa real del conflicto es el enfrentamiento de larga data ente dos políticas económicas contrapuestas: la libertad de mercados con comercio internacional irrestricto y la protección a la producción nacional por motivos de conveniencia o interés nacional.
Ambas ideas opuestas ofrecen ventajas y desventajas que en cada país difieren, aunque los apologistas de cada escuela argumentan vigorosamente por una u otra. Sin embargo, muchas veces los políticos que toman decisiones lo hacen considerando los efectos inmediatos en términos de su popularidad con los votantes.
En su edición de la semana pasada, la revista The Economist, paladín desde 1843 del libre comercio y mínima intervención estatal en la economía, dedicó su portada y editorial a comentar que “hoy en día estos valores clásicos liberales no sólo son impopulares sino también crecientemente ausentes del debate político”.
The Economist atribuye el retroceso mundial del libre comercio, con medidas proteccionistas, altos subsidios, intervencionismo estatal y repliegue de la globalización, a los efectos de la invasión rusa de Ucrania, el desencuentro entre China y Estados Unidos, la ralentización mundial por la pandemia del Covid, crecientes amenazas de seguridad nacional, la situación de los mercados de energía y la inflación con aumentos de costos de vida.
Dada la realidad sociopolítica dominicana, afectada por todo lo anterior igual que el resto del mundo, luce que el Gobierno deberá tomar partido por los productores de piñas nacionales en el presente caso, aun sea bajo el razonable argumento esta vez de la amenaza fitosanitaria.
De cara al futuro, sin embargo, una vez concluido este período electoral, quizás convenga al país reexaminar este y otros casos, como el dumping de acero, y cómo incentivar mayor fortaleza y capacidad de competir internacionalmente de los productores locales industriales y agropecuarios.
Recibe las últimas noticias en tu casilla de email