El presidente Danilo Medina volvió a crecerse ante la historia con el vibrante y patriótico discurso dado en la 2da cumbre de la Comunidad de Estados Centroamericanos y del Caribe (CELAC). Fue una intervención llena de firmeza, de diginidad, de patritotismo y de un gran sentido de justicia y de equilibrio ante los efectos que ha tenido en el país y en el mundo la controversial sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional.
Danilo respondió con firmeza la desaforada e irrespetuosa intervención en dicho foro del Primer Ministro de las islas San Vicente y Granadinas, Ralph Gonzalves, quien quiso colocar a la República Dominicana como una nación racista, discriminatoria y violadora de los Derechos Humanos. Con dignidad y decoro duartiano, el presidente Medina le dijo que no aceptaba esa acusación ni de esa pequeña isla del caribe ni de ningun país por grande o chiquito que fuera. Fue enfático al decir que la soberanía de la nación dominicana debe ser respetada y que el señor Gonzalvez debía dedicarse a gobernar sus dos islitas y dejar que sea Danilo Medina quien gobierne la República Dominicana. Una respuesta digna y honorable de un presidente que se respeta y respeta a su pueblo.
Danilo también se vió en la necesidad de defender la aplicación de la sentencia 168-13 debido a que, como lider respetuoso de la constitución, está consciente que las decisiones de ese alto tribunal dominicano son vinculantes a todos los poderes e instituciones de la nación, incluído el poder ejecutivo. Pero con agudeza y sentido justo, Danilo dejó también muy claro que dicha decisión deja en un limbo jurídico en cuanto a su status migratorio se refiere a unos «cientos de miles de personas que están en situación de indefinición». Y con la misma firmeza que defendió el derecho soberano de la República Dominicana para trazar sus políticas migratorias, también expresó que va a llevar al congreso nacional una propuesta de Ley de Naturalización Especial para resolver todos los casos de los dominicanos de origen haitiano que quedaron en un limbo jurídico por la decisión del Tribunal Constitucional.
Y es que el presidente Medina ha sabido manejar la situación creada por la decisión de ese tribunal con un gran sentido de estadista. Defiende con firmeza y dignidad la soberanía nacional y reconoce que hay un drama humano que debe resolverse. Llama a capítulo a quienes quieren denigrar la nación dominicana pero al mismo tiempo muestra su gran disposición de resolver el drama humano de una cantidad signfiicativa de dominicanos que han quedado en una dificil situación en cuanto a su nacionalidad se refiere por la sentencia del tribunal.
Danilo demostró nuevamente que es un presidente firme pero equilibrado. Que respeta la consitucionalidad pero está consciente de que no todo lo legal es justo. Un presidente que nunca dejará que la soberanía nacional sea afectada ni un ápice, pero que tampoco dejará que se afecten los derechos humanos de ninguno de sus compatriotas ni de ningún ser humano.
Es cierto que Danilo defendió la sentencia del Tribunal Constitucional ya que está obligado a ejecutarla por respeto al orden institucional. Pero también es cierto que mostró con dignidad su disposición de enderezar el entuerto creado por dicha sentencia con decenas de miles de dominicanos de origen haitiano que hoy están en un limbo jurídico. Danilo demostró que es un presidente de convicción patriótica, un verdadero estadista, pero sobretodo un líder político con profunda vocación humana, cristiana y solidaria.