En consonancia con su labor pastoral y su compromiso social, la Iglesia Católica se acaba de identificar con el creciente clamor de diferentes sectores en defensa del patrimonio nacional.
En un mensaje al país con motivo del bicentenario del nacimiento de Juan Pablo Duarte, el fundador de la nacionalidad dominicana, la Conferencia del Episcopado Dominicano no hace referencia directa a una causa en particular.
Sin embargo, en medios de información y círculos de opinión se ha comenzado a interpretar esto como una referencia a los temas que se debaten por el acuerdo de Bahía de las Águilas, el contrato de la Barrick y la posible explotación minera de la Loma Miranda.
En ese contexto, esa apreciación parece tener asidero, debido a que el principal organismo de la Iglesia insta a las autoridades a actuar con suficiente voluntad política para defender los recursos naturales y el ecosistema.
En los tres temas que han acaparado la atención social y que han tenido su más reciente capítulo en la controversia por el acuerdo con terrenos de Bahía de las Águilas, el denominador común es precisamente la defensa de la ecología y del patrimonio público.
La interpretación cobra mayor fuerza ante el hecho de que la Iglesia llama a defender ese patrimonio frente a inversionistas extranjeros o nacionales que atenten contra este de manera indiscriminada y en perjuicio del bien común.
En una alusión directa a la corrupción, los obispos censuran la tendencia prevaleciente en el país de ver la política como clientelismo que facilita el enriquecimiento ilícito.
Algunos han comenzado a preguntarse si el planteamiento de la Iglesia será un punto determinante para que el presidente Danilo Medina se pronuncie finalmente sobre temas que caldean el ambiente nacional.
