El crecimiento urbano sin planificación y la falta de mantenimiento hacen que cada tormenta repita el mismo drama.
Santo Domingo.– Las lluvias provocadas por la tormenta Melissa volvieron a dejar al descubierto una vieja herida de Santo Domingo: el colapso del drenaje pluvial.
Bastaron unas horas de aguacero para que calles, avenidas y túneles quedaran anegados, paralizando el tránsito y obligando a suspender actividades.
No se trata de un fenómeno nuevo ni imprevisible, sino de una deficiencia estructural que las autoridades arrastran por décadas.
El crecimiento urbano sin planificación y la falta de mantenimiento hacen que cada tormenta repita el mismo drama. Sin un plan integral de drenaje, la ciudad seguirá deteniéndose cada vez que el cielo se oscurezca.