En los ultimos dos días, he recibido tantas llamadas como si fuera Truman cuando detonó la bomba de Hiroshima. Todos quieren saber mi opinión sobre el decreto que nombra a un nuevo Ministro de Cultura en nuestro país, lo cual seguro le está pasando a cualquier otra persona que vaya tres veces a la semana al teatro y que el resto de los días ocupe su tiempo libre visitando museos o investigando sobre temas relacionados a la cultura y como esta debe ser la base para el empoderamiento económico y social de las naciones.
En el ministerio, sin dudas, se necesitaba un cambio. Los cambios no solamente son buenos, sino que son necesarios. En el Ministerio se necesita alguien que tenga una capacidad de acercar al sector privado a las iniciativas culturales (un tema que he abordado varias veces en artículos anteriores), que tenga una vocación de servicio por su pueblo, pero más que nada que tenga un vasto conocimiento de los hechos históricos que no han permitido que nuestro país, el primero colonizado por los españoles cuando el descubrimiento de América, no tenga ciudadanos que estén dispuestos a contribuir económicamente a que aprecie el potencial de las nuevas generaciones de artistas, de músicos, de bailarines, de autores y de poetas que están quizás en un pueblo donde nisiquiera saben lo que es un teatro o que no han oido nunca mencionar la palabra ballet.
He tenido el gusto de compartir en varias ocasiones con el Ministro y sé que es un gran amante de las artes, que en su casa tiene una biblioteca que es Disney para cualquier persona ique ame el olor de libros usadosl; lo sé porque a menudo cuando busco inspiración para mis escritos literarios tengo la dicha de poder frecuentarla. Las paredes de su casa están decoradas por obras de grandes artistas dominicanos como lo son Ivan Tovar y José Rincon Mora. Quizás el no se acuerda, pero una vez estando en el colegio tomé prestado un libro sobre el realismo mágico de García Márquez de su biblioteca y cuando el Ministro me oyó decir que algún día quería escribir novelas tan fantásticas como las de Márquez, me dijo que no hablara así porque si lo que quería era escribir novelas entonces que mis novelas serían las mejores de todas. De lo que sé del Ministro, puedo decirles que es una persona con una larga trayectoria en el arte y la cultura y que entiende que para que nuestros jóvenes se acerquen a las iniciativas culturales habrá que hacer reformas estructurales al sistema.
Así que para los que quieren saber mi opinión sobre la designación del nuevo Ministro, creo que el Presidente ha hecho una buena elección en elegir a una persona que aliente a una niña de diez años a que aspire a ser tan grande escritora como Marquez a que luche por sus sueños. Como todos los días le pido a Dios desde que me despierto en la mañana, espero que este decreto sea para el bien de nuestro país y que sea una ficha clave en hacer de nuestro país uno con más transparencia, más colorido y más próspero.