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Esofagitis eosinofílica, cuando tragar puede resultar una pesadilla

El doctor Alfredo Lucendo, jefe de Sección de Aparato Digestivo del Hospital General de Tomelloso (Ciudad Real), investiga un nuevo tratamiento por vía oral para combatir los síntomas de la esofagitis eosinofílica (EoE).

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REDACCIÓN INTERNACIONAL.-La esofagitis eosinofílica la padecen miles de personas, pero tarda entre dos y cinco años en diagnosticarse. Sucede, señalan los expertos, por una falta de conocimiento tanto de profesionales como de pacientes. Los afectados experimentan dolor, disfagia e impactaciones con trozos diminutos de comida

El doctor Alfredo Lucendo, jefe de Sección de Aparato Digestivo del Hospital General de Tomelloso (Ciudad Real), investiga un nuevo tratamiento por vía oral para combatir los síntomas de la esofagitis eosinofílica (EoE).

Este estudio, asegura el doctor, tiene el objetivo de identificar nuevas posibilidades terapéuticas que permitan avanzar en vías de tratamiento no exploradas.

En la actualidad, existe un tratamiento diétetico y otro farmacológico, en el que se incluyen medicamentos como el omeprazol (efectivo en el 50 % de los casos), de base biológica o con corticoides.

Sin embargo, una vez que se suprimen, los síntomas “reaparecen muy rápido”, según la responsable de la Comisión Médica de la Asociación Española de Esofagitis Eosinofílica (AEDESEO), Ruth García.

Al ser una zona difícil de tratar a través de este método y con los problemas que presentan cada uno de estos fármacos, el doctor Lucendo investiga un nuevo medicamento dirigido no a tratar la inflamación, sino los mecanismos primarios que está en la causa de la enfermedad.

“Conocer los efectos de esta nueva diana terapéutica sobre los mecanismos que mantienen la inflamación en la EoE acelerará el desarrollo de nuevos medicamentos. Por el contrario, sin este conocimiento, el arsenal terapéutico continuará como está actualmente, encallado, ya que en la actualidad no existen nuevas aproximaciones terapéuticas para la enfermedad”, expone Lucendo.

 

Una alergia que afecta al esófago

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Equipo de investigación del doctor Alfredo Lucendo/EFE/AEDESEO

La EoE afecta a más de 45.000 personas en España, según la AEDESEO, una enfermedad que merma la salud psicológica y nutricional de los afectados.

Se trata de una alergia alimentaria que inflama el esófago de forma crónica, impidiendo que el paciente pueda tragar con normalidad.

En adultos, la comida puede llegar a quedarse atascada, incluso. Lo que los expertos llaman “sufrir una impactación esofágica”.

La AEDESEO impulsa una campaña de financiación con el objetivo de recaudar los 57.000 euros que se necesitan para iniciar la investigación.

“En vez de un esófago blandito por donde pasan los alimentos, se convierte en una tráquea dura y no puedes deglutirlos. Se te quedan atascados en el esófago“, detalla la presidenta de la AEDESEO, Miriam Espinosa.

En la actualidad, su conocimiento entre los profesionales es tan pobre que, en Europa, todavía se considera una enfermedad rara.

“No tanto porque realmente lo sea, sino porque todavía no está bien reconocida. Toma mucho tiempo para que los médicos reconozcan esta enfermedad“, esclarece el doctor Alfredo Lucendo.

Aproximadamente, se tardan entre 2 y 5 años en que se diagnostique la enfermedad, según Espinosa.

No poder tragar ni un grano de maíz

Esta patología la pueden padecer desde lactantes hasta niños, adolescentes y adultos.ç

Aunque Espinosa indica que a cada persona se le puede manifestar con una edad diferente, hay quienes la han sufrido desde niños, pero no han sabido identificar los síntomas.

“Se van acostumbrado a comer despacito, con mucha agua. Eso es muy típico en los niños en edad del comedor“.

El enfermo se acostumbra hasta que la patología está tan avanzada que ellos mismos optan por eliminar aquellos alimentos que no pueden tragar con normalidad, como el arroz, la carne o el plátano, señala Espinosa.

“Con estados muy avanzados, van al médico donde, muchas veces, le dicen que tiene que comer más despacio. Dicen que siempre han comido así y se acostumbran“.

Pero es cuando el enfermo sufre una impactación que decide ir al médico, pues la comida no baja y empieza una sensación de ahogo y atragantamiento. En palabras de Espinosa: “en ese momento parece que te vas a morir”.

“Nosotros tenemos una socia a la que se le quedó atascado un grano de maíz de una ensalada. Tuvo que ir a urgencias a que se lo sacasen. Imagínate de qué tamaño tenía el esófago“, relata la presidenta de la AEDESEO.

Los expertos aseguran que esos momentos son donde más casos de esofagitis se diagnostican a través de una endoscopia, pues los profesionales sanitarios no ven normal una impactación de ese calibre.

Dolor reflejado

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Una madre alimenta a su hija/EFE/Juan Ignacio Roncoroni

Más allá de las impactaciones y de las inducciones al vómito que estas implican, los expertos señalan otros posibles síntomas de la EoE, como el dolor torácico o abdominal.

“El dolor del esófago se refleja. Comemos varias veces al día y, cada vez que comen, para ellos es un sufrimiento“, argumenta Espinosa.

En niños, además, puede provocar un retraso en el crecimiento, alteraciones de sueño y malnutrición. Pueden ser síntomas muy variados, según el doctor Lucendo, y depende de la edad y su capacidad de comunicación con los adultos.

“Son malos comedores. Las madres tienen que obligarles a comer. Algunos, incluso, les dicen a los padres que van a un cumpleaños con la condición de que no le obliguen a comer“, comenta el doctor.

En adultos, cuando la enfermedad está más avanzada, el síntoma principal es el dolor, los vómitos y la disfagia (dificultades para poder tragar).

Limitaciones sociales

Las personas que padecen esta enfermedad convergen en pacientes con “muy bajo peso y alteraciones de sueño”.

Miriam Espinosa pone como ejemplo las experiencias de su hijo, cuando tenía 8 años y desfalleció en mitad de un viaje de estudios por culpa de la enfermedad.

“Mi hijo, cuando tenía 8 años, estaba con la dieta de seis alimentos. Se fue a su primer viaje a la nieve con el cole, todo ilusionado.  A media mañana les daban alimentos calóricos para mantener el ritmo de ejercicio y a él una manzana. Cuando estaban en el telesilla se mareó y cayó el suelo porque perdió el conocimiento”.

Otro ejemplo: “Un chico que tenemos en la asociación, por ejemplo, tiene que viajar muchísimo. Como no le pasaba nada por el esófago, tenía que llevarse purés. No podía comer en ningún restaurante, así que se iba a algún parque a comerlos”.

¿Y si no se trata?

La esofagitis eosinofílica tiene varios tratamientos y uno de ellos es el dietético, que se basa en la exclusión de algunos grupos de alimentos.

“Normalmente empiezan con la dieta de dos alimentos, en la que te retiran la leche, todo lo que es la proteína de leche y el gluten. Si no funciona, se pasa a la exclusión de cuatro: la leche, el gluten, el huevo y las legumbres. Y te vuelven a mirar. Si siguen sin responder, se aumenta a seis: leche, gluten, huevo, legumbres, mariscos y pescado, y los frutos secos. Se quedan comiendo solo verduras, carne y frutas“, detalla Miriam Espinosa.

En el caso de que la enfermedad no se trate, el esófago se endurece hasta tal punto que no se puede revertir, según la presidenta de la AEDESEO. Por ello, los profesionales optan por las dilataciones, que se practican mediante un endoscopio que, con una especie de globo, ensancha poco a poco el esófago.

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