La negociación entre partidos políticos y sectores privados permitió la modernización del modelo económico.
Santo Domingo.– Hubo un momento —entre 1988 y 1991— en que la República Dominicana se vio obligada a replantearse a sí misma. El país estaba atrapado entre inflación, devaluación, incertidumbre política y un modelo económico agotado. Pero de ese caos nació uno de los procesos de reforma más trascendentes de nuestra historia contemporánea.
Lo viví desde dentro. Como relator, coordinador y testigo directo del proceso impulsado por el PNUD junto al Embajador César Miquel. Este artículo recoge esa experiencia con la mirada periodística y la memoria histórica que exige el momento.
A finales de los años 80, la economía dominicana tocó fondo: inflación por encima del 60%, derrumbe del PIB, devaluación acelerada, desempleo en aumento, apagones, protestas, colas para gasolina y una profunda desconfianza entre sectores públicos y privados.
El PNUD, bajo la dirección de César Miquel, convocó a empresarios, sindicalistas, políticos y tecnócratas. Yo asumí la relatoría y la coordinación metodológica de un diálogo inédito en el país. Juan Bosch decía entonces: Victor Grimaldi está trabajando con Naciones Unidas, y un día me dijo: “Tú vas a ser mi Embajador en Washington,” esperando que ganáramos el Poder en las próximas elecciones. A Leonel Fernández le había dicho que él sería su Canciller y de eso hablamos Leonel y yo antes de las elecciones de 1990. Pero triunfo del PLD no se produjo hasta que en 1996 el presidente Balaguer le dio todo su respaldo.
Tres escenarios marcaron ese proceso:
– Puerto Plata, 1988
– Casa de Campo, 1989
– Punta Cana, 1991
Allí se discutieron las bases de lo que luego sería la reforma fiscal, la reforma arancelaria, el plan educativo y la modernización del Estado.
BALAGUER TOMA EL CONTROL (1991):
En marzo de 1991 entregué personalmente al Presidente Joaquín Balaguer el primer documento resumen de las reformas fiscales redactado por los expertos contratados por el PNUD.
Al final de nuestra conversación me dijo:
“Necesito una persona como usted para que le cobre impuestos a los empresarios.”
Semanas más tarde, a través de Carmen Rosa Hernández, también me pidió asumir la Superintendencia de Bancos. No acepté ninguna de las dos posiciones, pero las reformas avanzaron. Sólo seis meses antes de las elecciones de 1996 le acepté al Presidente Balaguer en persona su propuesta de ser Contralor General de la República.
REFORMAS QUE CAMBIARON LA ECONOMÍA:
1. Reforma Arancelaria
A partir de 1990, Balaguer desmontó el andamiaje proteccionista creado desde 1968. Se redujeron aranceles, se modernizaron aduanas y se corrigieron distorsiones históricas.
2. Reforma Tributaria – Ley 11-92
Surgió el Código Tributario moderno: ITBIS ampliado, ISR reorganizado, fin de exenciones injustificadas y un sistema más transparente.
3. Reforma Laboral – Código 16-92
Sustituyó el viejo Código Trujillo de 1951. Formalizó relaciones laborales y estimuló el empleo.
4. Reforma Monetaria y Cambiaria
Se restableció el principio de “una sola moneda, una sola tasa”, y se frenó el colapso del peso.
5. Ley de Inversión Extranjera – 16-95
6. Plan Decenal de Educación
Un componente silencioso pero decisivo que acompañó la modernización.
EL PAPEL DEL PLD
Aunque en 1990 el PLD levantaba la consigna “¡Que se vayan ya!”, Juan Bosch autorizó a los legisladores de su partido a negociar las reformas con Licelot Marte de Barrio y Luis Toral.
Esa decisión permitió la estabilidad que el país necesitaba —aunque le costó al PLD la ruptura con su sector sindical y la renuncia de un reducido grupo de izquierdistas extremos que nunca asimilaron la formación boschista-peledeísta.
LOS RESULTADOS: UNA ECONOMÍA DISTINTA
Entre 1991 y 1993:
– se estabilizó el tipo de cambio;
– cayó la inflación;
– aumentó la inversión;
– las zonas francas y el turismo se expandieron;
– y renació la confianza.
Desde entonces la economía dominicana no ha dejado de crecer: 5% anual en promedio durante más de tres décadas.
1993: EL EPISODIO QUE CAMBIÓ LA RELACIÓN CON EE. UU.
Intentamos organizar un seminario internacional sobre integración económica. Balaguer lo aprobó y me dijo una frase que nunca olvidé:
“El principal problema de nuestro país es Haití.”
Se gestionó la participación de funcionarios estadounidenses. La respuesta —seca, lapidaria— fue:
“Nothing with President Balaguer.”
Ese mensaje marcó el distanciamiento definitivo entre Washington y Balaguer. Un año después, en 1994, EE. UU. intervino directamente en la vida política dominicana para forzar su salida del poder en 1996.
EL LEGADO
– diálogo real,
– presión social,
– asesoría técnica del PNUD,
– apertura empresarial,
– y decisiones firmes del gobierno.
Tres décadas después siguen siendo la base del modelo dominicano: abierto, competitivo, estable y capaz de atraer inversión.
Colofón
Lo viví desde la primera fila.
Por eso este testimonio no es solo historia: es una lección para el presente.
Las reformas no nacen del conflicto.
Nacen del diálogo.
Nacen del consenso.
Nacen de la capacidad de un país para reinventarse cuando no tiene otra salida.