A menudo cuando hablo de mis ideas de mejoramiento social y sobre como antes que priorizar las inversiones y ganancias de mi empresa, trabajo por poder ayudar a otras mujeres a empezar sus propios negocios, las personas lo primero que preguntan es “y de dónde vas a sacar el dinero?”
¿Por qué será que vivimos en una sociedad tan pendiente a lo material y lo tangible, si cuando se trabaja desinteresado por los bienes materiales, las ganancias suelen multiplicarse en enormes bendiciones? Creo que hoy en día en muchas sociedades hemos pedido el respeto al trabajo digno. Naturalmente, percibir una retribución económica es necesario, pues nos permite satisfacer nuestras necesidades básicas, pero que tal si además de las nuestras nos sensibilizáramos un poco más ante aquellos que no han tenido oportunidades iguales que las nuestras de acceder a una educación privilegiada, que nos permita tener y generar empleos?
Cuando voy a Nizao, siempre hablo con los jóvenes de la playa, quienes me ayudan a pintar murales en las casas, me regalan mangos para hacer postres y decoraciones que ellos mismos crean para cuando celebro fiestas de cumpleaños. Me encanta ver personas con sentimientos tan nobles y que saben hacer feliz a otro con tan poco, sin siquiera hablar de dinero. Por eso creo que es el lugar donde soy más feliz, aun si es pasándome el día recogiendo plásticos y enseñándoles qué significa reciclar, porque a veces necesitamos un escape y no escuchar hablar de corrupción, ni la falta de ética en muchas empresas y gobiernos Latinoamericanos, sino de arte, de compartir y de ayudar a ser más feliz.
Recomendación de la semana: Investigar sobre Maribel Ángeles, una de las mujeres dominicanas cuya trayectoria profesional más admiro.
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