La investigación del caso Senasa destaca la complicidad activa y la ausencia de sanciones ejemplares en la lucha contra la corrupción.
Santo Domingo.– El caso de corrupción del Senasa es indignante por partida doble.
Primero, porque se roban miles de millones, luego delatan y aun así conservan fortunas obscenas, burlándose de la justicia y de la ciudadanía.
Segundo, resulta cínico alegar que “fueron obligados” a pagar sobornos: nadie obliga a corromperse.
Ese argumento solo revela cobardía moral, complicidad activa y un sistema podrido donde todos se benefician mientras el país paga sin consecuencias reales ni castigos ejemplares contundentes.