La idea de una Fundación o Think Tank y el PLD

El papel de FUNGLODE refleja una estrategia común en América Latina para articular liderazgo político e intelectual.

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La idea de una Fundación o Think Tank y el PLD

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Santo Domingo.– Antecedentes y contexto político-intelectual:

El compañero y amigo Leonel Fernández, militante del Partido de la Liberación Dominicana, accedió a la membresía del Comité Central del PLD en enero de 1987, luego de haber iniciado con anterioridad su proyección política e intelectual como director ejecutivo de la revista Política.

La gestación y función de FUNGLODE

A partir de ese momento se consolidó su estrecha relación con el profesor Juan Bosch, acompañándolo en viajes, reuniones y tareas de formación política, en una etapa en la que el PLD reflexionaba activamente sobre experiencias internacionales de organización partidaria y elaboración de pensamiento estratégico.

Hasta las elecciones nacionales de 1986, quien suscribe este artículo había desempeñado las funciones de jefe de prensa de las campañas de mayo de 1982 y 1986, formando Leonel Fernández parte del equipo de trabajo.

    Para el proceso electoral de 1990, Leonel Fernández ya tenía desde 1987 la responsabilidad de jefe de prensa; no obstante, dos meses antes de las elecciones, y además de mis tareas como coordinador de Informática y Comunicaciones, recibí la indicación de colaborar estrechamente con su labor, en un equipo en el que también participó Rafael Espinal.

    Luego de las elecciones nacionales del 16 de mayo de 1986, el profesor Juan Bosch tuvo la deferencia de visitarme en mi residencia para proponerme la dirección de la revista Política, en sustitución de su entonces director, Juan Ducoudray, con el propósito de reforzar el trabajo del director ejecutivo Leonel Fernández. Agradecí esa distinción, pero sugerí respetuosamente que Leonel continuara desempeñando dichas funciones, en atención a su creciente liderazgo y proyección.

    Los viajes con Bosch y la gestación de una idea:

    Recuerdo de manera particular que, al regreso de un viaje a Venezuela junto al líder histórico del PLD, el compañero Leonel Fernández me comentó el papel que desempeñaba una fundación vinculada a un partido político venezolano, concebida como un espacio de apoyo intelectual, proyección internacional y formulación de ideas.

    Aquella conversación, sostenida en un clima de reflexión y aprendizaje, permite comprender el origen conceptual de una iniciativa que, años más tarde, se materializaría en la Fundación Global Democracia y Desarrollo.

    FUNGLODE fue finalmente creada en el año 2000, con la participación de dirigentes y cuadros que, en distintos momentos, asumirían responsabilidades relevantes tanto en el Estado como en el partido. Entre ellos figuraron personalidades que posteriormente se vincularon estrechamente a la corriente encabezada por Danilo Medina, como Gustavo Montalvo y Temístocles Montás. Con el paso del tiempo y en el contexto de la diferenciación política entre Leonel Fernández y Danilo Medina, ambos se fueron alejando orgánicamente de la fundación, reflejando así dinámicas habituales en los procesos políticos de largo aliento.

    FUNGLODE como instrumento político e intelectual

    FUNGLODE no surge como una fundación neutral en sentido estricto ni como un centro académico convencional. Su creación y desarrollo están estrechamente asociados al liderazgo político e intelectual de Leonel Fernández.

    En los períodos en que Fernández no ocupó formalmente la Presidencia de la República, la fundación funcionó como un instrumento de continuidad estratégica, permitiendo sostener presencia, discurso y articulación internacional.

    Desde ese espacio se estructuraron redes internacionales de intelectuales, académicos y dirigentes políticos; se promovieron foros y seminarios de alto nivel; se desarrolló una diplomacia paralela de carácter no institucional, pero efectiva; y se consolidó un relato modernizador vinculado a la globalización, la gobernanza democrática y el pensamiento estratégico contemporáneo.

    La fundación contribuyó, de este modo, a proyectar una imagen de estadista con alcance global, incluso en etapas en las que el poder formal residía en otros actores del sistema político.

    FUNGLODE como mascarón de proa:

    En la tradición naval, el mascarón de proa no es el barco ni su motor, sino la figura visible que abre el mar, simboliza identidad, prestigio y misión, y absorbe los impactos simbólicos de la travesía. En el ámbito político, esta metáfora resulta especialmente útil para describir a aquellas instituciones que funcionan como rostro público, legitimador y narrativo de un proyecto de poder más amplio.

    Bajo esta perspectiva, FUNGLODE ha cumplido cuatro funciones centrales: en primer lugar, la representación, al constituirse en la expresión visible del componente intelectual del leonelismo; en segundo término, la legitimación, al aportar respetabilidad académica y proyección internacional; en tercer lugar, la protección simbólica, al contribuir a amortiguar críticas directas dirigidas al liderazgo político; y, finalmente, la continuidad, al facilitar una presencia sostenida en el debate nacional e internacional.

    El barco —la estructura partidaria, las alianzas políticas y el proyecto de poder— navega detrás, mientras el mascarón anuncia su rumbo.

    Ensayo comparado: fundaciones-mascarón en América Latina

    El caso de FUNGLODE no constituye una singularidad en el contexto latinoamericano. Diversas fundaciones y think tanks han desempeñado funciones similares en la región.

    En Brasil, la Fundación Fernando Henrique Cardoso ha operado como plataforma intelectual en la etapa posterior a la Presidencia.

    En Chile, centros vinculados a la Concertación y a expresidentes como Ricardo Lagos y Michelle Bachelet han cumplido roles comparables.

    En México, fundaciones y think tanks asociados al PRI y al PAN han funcionado como espacios de producción discursiva y articulación de élites.

    En Argentina, institutos ligados tanto al peronismo como al macrismo han servido como soporte narrativo e ideológico.

    En todos estos casos, la fundación no sustituye al partido ni al liderazgo, pero actúa como mascarón de proa: ordena el discurso, proyecta prestigio y contribuye a mantener influencia.

    Desde una perspectiva diplomática, FUNGLODE puede ser entendida como un actor de poder blando. Su eficacia no reside en la coerción ni en la toma directa de decisiones estatales, sino en la construcción de redes, símbolos, legitimidades y narrativas.

      Históricamente, su rol quedará registrado como un instrumento de proyección política e intelectual, un espacio de articulación internacional y un laboratorio de ideas alineado con un liderazgo específico.

      No fue el barco, pero sí la figura que lo anunció en alta mar.

      En ese sentido, FUNGLODE ha sido el mascarón de proa intelectual, simbólico y diplomático del leonelismo.

      Comprenderlo desde esta perspectiva permite un análisis más preciso del ejercicio del poder, de sus continuidades y de sus formas de representación en la política dominicana contemporánea.

      Victor Grimaldi Céspedes

      Victor Grimaldi Céspedes

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