Agüaje, atraso y corrupción simulada: Lo que viví en el Aeropuerto del Cibao

El caso evidencia cómo la seguridad simulada afecta la lucha contra el crimen organizado en República Dominicana.

Santo Domingo.– En abril de este año 2025 fui invitado a París para participar como expositor en una conferencia internacional sobre los 60 años de la Gesta Patriótica de Abril de 1965. El vuelo disponible —cubierto por la institución organizadora— salía desde el Aeropuerto Internacional del Cibao. Naturalmente, acepté: iba a representar dignamente a mi país y a llevar conmigo, como siempre hago, ejemplares de mis libros para compartirlos en los encuentros académicos.

Todo transcurrió con normalidad… hasta que no. Una hora después de haberme chequeado, aparece un aviso extraño: «Hay algo raro en su maleta. Debe venir a verificarlo».

Sorprendido, camino hasta el punto indicado. Cuando abren la maleta —a la vista de todo el mundo— lo “sospechoso” resulta ser mis propios libros. Libros impresos, encuadernados, perfectamente visibles a simple vista, detectables por cualquier equipo moderno de rayos X.

Aquello fue un agüaje innecesario. Un retraso. Una violación a la privacidad del viajero. Y, sobre todo, un reflejo de un atraso tecnológico y humano que no debería existir en un país que vive del turismo, del comercio y de su prestigio internacional.

Incidentes previos y comparación internacional

En Roma, Milán o Madrid —aeropuertos donde he viajado por más de quince años consecutivos como Embajador ante la Santa Sede— jamás me ocurrió algo similar. Y no porque yo fuese Embajador, sino porque allá los equipos funcionan, los protocolos son serios y los operadores no improvisan.

En la República Dominicana, en cambio, ya me había sucedido tres veces entre 2016 y 2018 en el Aeropuerto Las Américas. Y luego supe que dos jueces de la Junta Central Electoral pasaron por humillaciones similares.

Corrupción y deficiencias en aduanas dominicanas

A veces creemos que esto es simple torpeza o falta de equipos modernos. Pero la realidad es más profunda: existe corrupción simulada.

La noticia publicada por Diario Libre lo confirma con claridad: empleados de Aduanas y un sargento del Ejército colaboraban internamente para manipular procesos, desviar la atención y franquear controles que deberían ser impenetrables.

    Se trata exactamente de lo que muchos ciudadanos han venido denunciando durante años: un sistema donde se finge exceso de seguridad con el pasajero inocente, mientras por debajo operan redes que facilitan lo que verdaderamente destruye al país.

    Los equipos revisan libros, pero dejan pasar maletas cargadas de droga. Esa es la verdadera tragedia.

    Lo que viví no fue un hecho aislado. Fue un síntoma. Y la confirmación pública demuestra que mientras se revisan libros, se pierde la guerra contra el crimen verdadero.